Con el paso del tiempo, en los 4 años que llevo hablando en inglés a mi hijo me he dado cuenta de que no hay una sola opción, método en esto del bilingüismo. A menudo me planteo donde estoy y donde quiero llegar:
- ¿Quiero que mi hijo sea completamente bilingüe?
- ¿Quiero que mi hijo sea capaz de comunicarse en la lengua (no como un nativo, pero capaz de entender y hablar)?
- ¿Quiero emplear mis conocimientos para ayudarle y facilitarle el aprendizaje de un nuevo idioma?
Aunque mi objetivo inicial es lograr que mi hijo sea bilingüe, piensa que conseguir cualquiera de las tres ya es un beneficio extra que le estas proporcionando. Diversos estudios indican que el desarrollo del bilingüismo en niños a temprana edad, provoca conexiones neuronales en el cerebro distintas a las de un niño monolingüe. Mejorando así, la capacidad de concentración, la memoria, visión espacial y estimulando la facilidad para aprender nuevos idiomas.
Debes saber que existen diferentes metodologías que siguen muchas familias que quieren que sus hijos crezcan en un ambiente bilingüe y que puedes poner en práctica. Aquí expongo las dos más comunes:
- OPOL «One Parent One Language», un padre un idioma. Establecer en casa que idioma va a hablar cada uno. Lo más importante es que cada progenitor hable únicamente el idioma acordado cuando se dirige al niño. Esto puede complicarse fuera de casa pues sientes que tu hijo no te escucha cuando en el entorno se está hablando la lengua mayoritaria, trata de no desistir. Si sientes que tu inglés no es tan bueno y que te da vergüenza hablar delante de otra gente prueba a hablarle bajito a tu hijo y trata poco a poco de explicar a la gente el objetivo familiar marcado.
- Tiempo y lugar. No se trata de establecer quién hablará el idioma minoritario sino donde. En estos casos se aprovecha el tiempo que se está en casa para hablar en la lengua minoritaria. Si ambos progenitores pueden hablar al niño en el idioma minoritario cuando se está en casa mejor, sino es suficiente con que uno de ellos le hable.
Ten en mente que adquirir una lengua requiere estar muy expuesto a ella. Muchos expertos insisten en que los niños tienen que ser expuestos al idioma al menos el 20% de su tiempo productivo o 15 horas a la semana para poder llegar a ser bilingües.
En nuestro caso adoptamos la estrategia un progenitor un idioma. Yo, la madre en este caso hablo con mi hijo en inglés todo el tiempo tanto en casa como fuera, intento cumplirlo a raja tabla, aunque desde hace unos meses hacemos excepciones cuando estamos con primos, abuelos… dado que el ya habla más y comunicarse conmigo en inglés impide en ocasiones que los demás puedan formar parte de una conversación. Este es un acuerdo al que he llegado con mi hijo y que entiende perfectamente, él sabe que cuando estamos él y yo nuestro idioma es el inglés.
No obstante, estoy empezando a plantearme que quizás esta estrategia no sea la más idónea, aunque a corto plazo me ha funcionado de maravilla puede que a largo plazo no funcione tan bien, estoy empezando a notar que mi hijo se excusa en que está hablando con su padre para hablar en español. En un periodo corto de tiempo nos mudamos de casa, por lo que voy a emplearlo como excusa para cambiar de estrategia, una lengua en el contexto familiar y otra en el social.